Negociar antes que ir a juicio
En la mayoría de los conflictos, un cálculo rápido del riesgo de perder un juicio y sus consecuencias, además de los costes legales y honorarios de los abogados debería ser de gran ayuda para que las partes decidan optar por la vía de la negociación en lugar de sentarse delante del tribunal.
Al buscar primero la negociación, se ahorra tiempo y dinero, evitamos el estrés y aumentamos las probabilidades de mantener los detalles de la disputa bajo nuestro control. Si el acuerdo resulta difícil de alcanzar, el litigio sigue siendo una opción.
Hay algunos consejos que pueden ayudarle a negociar una resolución satisfactoria para su próxima disputa y evitar ir a juicio.
Contratar abogados que negocien.
A menudo entregamos demasiado poder de toma de decisiones a los abogados, asumiendo que los expertos saben mejor. Sin embargo, es importante recordar que la predisposición del abogado de cara a resolver el conflicto es muy posible que responda a intereses que no estén perfectamente alineados con los suyos. Los abogados, generalmente, ganarán más dinero si la disputa llega a juicio, especialmente si se les paga por hora y esperan una larga pelea. Además, los abogados pueden sentirse más cómodos asumiendo un papel de confrontación en la sala del tribunal de lo que estarían negociando.
Busque un abogado que le presente la gama de soluciones que incluya la negociación, la mediación y el litigio. Si su abogado trata de convencerlo de que lo tiene muy fácil en el juicio, de que está prácticamente ganado, es el momento de buscarse otro.
También puede aumentar las probabilidades de que su abogado se sume a la negociación ajustando sus incentivos financieros. Puede ofrecerle un bono por negociar un acuerdo rápidamente, por ejemplo, o advertirle que la reemplazará si la disputa perdura más allá de una fecha determinada.
Abordar el conflicto como una negociación.
En la resolución de conflictos, la forma en que las partes enmarcan su desacuerdo desde el principio puede tener una influencia significativa en su desarrollo.
Cuando no sentimos engañados o acusados injustamente, es legítimo abordar la disputa con una actitud combativa de reclamación de justicia.
El problema es que este planteamiento nos lleva a una situación de ganar o perder. En lugar de ello y aunque resulte difícil, podemos asumir que la otra parte puede tener algo de razón o, por lo menos, un punto de vista distinto.
Explorar la alternativa de la negociación, entablando una conversación sincera sobre lo sucedido y cómo se puede trabajar de forma conjunta para lograr una solución satisfactoria para ambos nunca es mala opción. Puede que tu interlocutor se sorprenda por tus propuestas de colaboración, o incluso llegue a interpretarlas como una señal de debilidad, circunstancia, esta, muy alejada de la realidad, pero será mucho más probable que muestre una predisposición de cooperación y búsqueda de una solución mutuamente beneficiosa que si empezamos a la resolución del conflicto con una demanda.
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